¿El Señor dijo?

Uno de mis amigos reformados publicó hace unos días, en sus estados de WhatsApp, una imagen que decía algo así como: "Si la profecía no se cumplió, Dios no te falló, es solo que la profecía era falsa". Ese puede ser un tema de discusión amplia, pero me voy a enfocar en este punto: ¿Tenemos idea de lo que podemos causar al comunicarle a alguien lo que creemos que Dios nos dijo? Yo he visto a muchas personas descubrir sus destinos, encontrar nuevas formas de hacer las cosas, ser sanadas en su ser interior o empezar una vida con Cristo después de recibir una palabra de ciencia o una palabra profética. Pero también los he visto escuchar un "El Señor dice" que les destruye la vida.

He conocido casos de parejas que se casaron porque "El Señor dijo" que se tenían que casar y que a los meses o a los años se separaron; alguna vez tuve que presenciar de cerca el caso de una mujer a la que un tipo que se llamaba a sí mismo "líder", con un supuesto don profético, le dijo que no debía seguir haciéndose los tratamientos para lidiar con el cáncer por un tumor, entonces aún pequeño, que le había salido; el resultado fue que albergó en su cuerpo por "indicación profética", un tumor que creció hasta que se volvió gigante y devoró su sistema reproductor, y después más de su cuerpo, hasta terminar con su vida... Todo porque el supuesto líder necesitaba demostrar que su don de fe era real y que su palabra de ciencia sí era acertada.

El Movimiento Sobredosis es reconocido por su mover en lo profético. Mucha gente asiste a nuestros eventos, a nuestra Conferencia Profética o a nuestro Festival Pneumadélico, (¿ya se inscribieron a Latido?) porque quiere recibir en los salones proféticos una palabra de parte del Señor. Otros, apenas encuentran que en este lugar se expresa lo profético, deciden que se quieren unir, por largo tiempo han buscado algún lugar en el que lo profético se viva así y quieren participar de eso, pero suelen incomodarse cuando escuchan de nuestros protocolos.

No nos permitimos orar por una persona a solas aunque sea en público, buscamos que sean por lo menos dos las personas que estén profetizando; tenemos reglas sobre el contacto personal durante las ministraciones, y eso está bien para algunos de los que quieren hacer parte de nuestro movimiento, pero hay otros protocolos que han molestado a algunos que se han querido unir a nuestras filas: No permitimos palabras proféticas sobre hijos ni sobre el sexo con el que nacerán, tampoco sobre quién se va a casar con quién y no recibimos en salones proféticas a parejas que no se han casado; además recomendamos a nuestros avivadores  e integrantes del movimiento evitar la expresión "El Señor dice".

¿Qué debería movilizar lo profético? El testimonio de Jesús. Esto quiere decir que lo que debe movilizarnos hacia lo profético y en lo profético es evidenciar la vida, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesús. Todo lo que debemos querer cuando nos movemos en estos dones es mostrar a Jesús, El Cristo; nada más. Por eso hacemos lo que Jesús hace: llevamos las palabras de Dios cuidando el cuerpo, el alma y el espíritu de las personas a las que queremos hablarles en nombre de Jesús. Ese es el corazón detrás de los protocolos.

Nos ocupamos de cuidar a los hermanos más débiles, los que no han aprendido que toda palabra que se recibe debe ser juzgada, debe pesarse. Por eso evitamos el famoso "El Señor dice" que, sí, te da un aire épico, el de un profeta poderoso y lleno de autoridad, pero que puede generar alguna confusión en la vida de algún hermano. ¿Qué cambia si dices "El Señor dice" por "siento en mi corazón que..."? ¿Lo que dices deja de ser real? ¿No se va a cumplir porque no usaste la fórmula glamorosa? ¿Cuántas veces ha tenido que ver la iglesia a adivinadores y manipuladores usando esa expresión para llevar a cabo su voluntad? ¿Cuántos hermanos has conocido que en lugar de decir: "No me gusta esta iglesia y no quiero seguir acá", prefieren culpar al Señor emitiendo esa declaración? ¿Cuántos líderes han extraído gente de otros rebaños con el uso de esas palabras?

Es cierto que aquellos que reconocemos en nuestro ministerio como profetas usan esta expresión, pero suelen ser los que menos la usan y quienes con más cautela la tienen en sus bocas y el motivo es uno: Como un movimiento que ha decidido creer y caminar en lo profético, tenemos en el corazón cuidar que los abusos que se cometieron, no se vuelvan a repetir, por lo menos no entre nosotros. El Corazón del Padre quiere cuidar a Sus hijos y sobre todo expresar a Su Hijo. Si quieres conocer mejor Ese Corazón, tienes que venir el 16, 17 y 18 de agosto a nuestro Pneumadelic Fest Latido, Bogotá. No lo pienses más, suscríbete.