Con la mirada en el 2025

Con nuestra mirada en el 2025

Al estar en el umbral de un nuevo año, hay una sensación palpable de anticipación en el aire. El año que viene, 2025, no es solo otro cambio en el calendario; es un momento crucial en nuestro viaje espiritual, un momento en el que la gloria de Dios nos envolverá de maneras sin precedentes.

Imagina, si lo desea, estar envuelto en una nube de presencia divina, como Moisés en el Monte Sinaí. Esta vívida imagen habla del corazón de lo que el 2025 depara para quienes buscan a Dios con sinceridad. Es un año en el que se nos invita a adentrarnos en lo desconocido, confiando en que incluso cuando no podemos ver con claridad, estamos envueltos en la gloria de Dios.

Esta nube de gloria no es solo una presencia reconfortante; es una fuerza transformadora. Al entrar en ella, como Moisés, podemos desaparecer de la vista del mundo por un tiempo. Pero esta desaparición tiene un propósito. Es en este espacio donde se revelan los corazones, se confrontan los ídolos y se refina la verdadera adoración. La historia de los israelitas que crearon un becerro de oro mientras Moisés estaba en la montaña sirve como un recordatorio conmovedor: en tiempos de incertidumbre, debemos elegir si creamos nuestros propios ídolos o esperamos pacientemente la dirección de Dios.

El año 2025 está marcado como un año de transiciones. Algunas pueden ser tranquilas y pacíficas, mientras que otras pueden ser turbulentas y desafiantes. Pero en todos estos cambios, estamos llamados a recordar el Salmo 90:1: "Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación". Esta poderosa declaración nos recuerda que, independientemente de los cambios que nos rodean, Dios sigue siendo nuestro hogar constante.

Curiosamente, el número tres surge como un tema significativo. Recordamos el patrón bíblico según el cual el tercer día a menudo trae resurrección y nueva vida. Desde la creación hasta la resurrección de Jesús, el tercer día marca un punto de inflexión. Este patrón nos anima a perseverar a través de los desafíos, sabiendo que el avance a menudo llega después de un período de espera.

Una nueva unción está descendiendo sobre la tierra, particularmente evidente en el ámbito de los negocios y el emprendimiento. Hay un llamado a la acción para que los creyentes den un paso de fe, inicien nuevos emprendimientos y esperen el favor de Dios en sus esfuerzos. No se trata solo de ganancias personales, sino de establecer los principios del reino de Dios en el mercado.

Para aquellos que se sienten estancados o retrasados, tengan ánimo. El mensaje es claro: "No más demoras. El momento es ahora". Dios está acelerando sus planes y estamos invitados a participar activamente en esta aceleración divina.

Un versículo poderoso para meditar es Proverbios 25:2: "Gloria de Dios es ocultar un asunto; gloria de reyes es investigar un asunto". Este versículo nos anima a buscar a Dios diligentemente, para descubrir los tesoros que Él ha escondido para nosotros. No es que Dios esté jugando a las escondidas por despecho, sino que nos está invitando a una relación más profunda, muy similar a un padre que esconde golosinas para que su hijo las descubra con alegría.

El año que viene también está marcado por ser un tiempo de misiones nacionales. Hay un impulso para que los creyentes miren hacia adentro, para alcanzar a los no alcanzados dentro de sus propios países. Esto se enfatiza particularmente en Colombia, con un llamado a enfocarse en regiones que a menudo se pasan por alto, como la Amazonía y la costa del Pacífico. Es un recordatorio de que, a veces, el campo misionero más impactante está justo en nuestro patio trasero.

Para quienes están en el negocio o el ministerio, hay un estímulo para capacitar equipos de intercesión y adoración. El poder de la oración y la adoración se destaca como una estrategia clave para el avance, que recuerda la historia en 2 Crónicas 20 donde la alabanza precedió a la victoria en la batalla.

En medio de todas estas perspectivas espirituales, también hay un llamado práctico a la acción. Se nos anima a usar nuestros recursos sabiamente. ¿Usaremos lo que tenemos para construir "becerros de oro", ídolos temporales que satisfacen nuestros deseos inmediatos? ¿O invertiremos en construir un "tabernáculo", un lugar donde la presencia de Dios pueda morar entre nosotros? Esta pregunta desafiante nos invita a reevaluar nuestras prioridades y alinear nuestros recursos con los propósitos de Dios.

Al mirar hacia el 2025, recordamos las palabras del salmista en el Salmo 90:12: "Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría". Este año nos llama a vivir intencionalmente, aprovechando al máximo cada oportunidad que Dios nos da.

Para quienes se sienten abrumados por la magnitud de lo que está por venir, existe una hermosa analogía con el surf. Podemos sentirnos intimidados por la ola del movimiento de Dios y quedarnos en la orilla, o podemos elegir surfearla, abrazando la euforia y confiando en la guía de Dios.

Al cerrar, recordemos que en todas estas transiciones y nuevos comienzos, Dios sigue siendo nuestra constante. Él es nuestro hogar, nuestro refugio y nuestra fortaleza. Lo mejor de Dios está por venir, y el 2025 es un testimonio de esta promesa.

Así pues, al dar el primer paso hacia este nuevo año, hagámoslo con esperanza y fe. Preparémonos para entrar en la nube de la gloria de Dios, para montarnos en la ola de su Espíritu y para desempeñar nuestro papel en el desarrollo de su plan divino. Que seamos como Moisés, dispuestos a ascender a la montaña y encontrarnos con Dios de maneras nuevas y profundas.

El año 2025 no es solo otro año más; es una invitación a experimentar la gloria de Dios de maneras que nunca hemos imaginado. ¿Estás listo para aceptar esta invitación y entrar en todo lo que Dios ha preparado?

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