Tómalo con “Suavena”

El mundo en que vivimos cada vez corre con más rapidez. La inmediatez que hoy en día encontramos para muchas cosas nos hace vivir a un ritmo acelerado, se nos exige todo cada vez más rápido y eso nos lleva a caer con facilidad en el espejismo de que todo pasa en un chasquido de dedos, y olvidamos que la verdad es que nada ocurre sin que haya un proceso, aún las cosas más sencillas requieren de tiempo para desarrollarse.
Cuando menos nos damos cuenta, nuestra vida es absorbida por miles de tareas, pensamientos, sentimientos, ideas y parece casi imposible parar por un momento. Siempre hay algo por hacer, una tarea por cumplir, una responsabilidad más u otro punto en la lista; tal parece que no queda tiempo para algo llamado “descanso”, a tal punto que si llegamos a tenerlo, comenzamos a sentirnos culpables y hasta llegamos a pensar que no merecemos esos tiempos. Lo curioso del asunto es que al mismo tiempo nos sentimos quemados, agotados tanto física como mental y emocionalmente, pero con tantas cosas encima, descansar se convierte en casi un lujo que llegamos a considerar inmerecido.
Si lo vemos desde otra óptica, ese activismo es parte de la cultura que nos rodea que, sin que nos demos cuenta, nos drena las fuerzas y al final solo produce sentimientos de frustración o la constante sensación de que tenemos siempre algo pendiente por hacer. Dentro del diseño de Dios esto no tiene cabida, Su plan para nosotros nunca ha sido que vivamos de esta forma y menos que vivamos en un constante agotamiento en el que fácilmente nos distraemos de Su verdadero propósito. Dios nos creó para experimentar y vivir un equilibrio entre la actividad y el descanso, y alcanzar ese balance nos va a demandar, una vez más, el desacomodarnos de la cultura que nos dice cómo vivir, y comenzar a volver a los principios básicos que Dios, en su amor, nos ha dejado en Su Palabra.
Todos conocemos la historia de la creación y hemos leído infinidad de veces cómo Dios descansó en el día séptimo, hemos escuchado que más allá de descansar porque necesitara hacerlo, Dios quiso enseñarnos la importancia de ello, de detenernos para continuar con aquellas tareas que Él mismo nos ha encomendado. Si lo analizamos desde este punto, el principio del descanso es un pilar para nuestra vida o por lo menos, debemos luchar porque lo sea.
Descansar va más allá de dormir, o no hacer nada, también es dedicar tiempo a una actividad diferente a las que hacemos constantemente y además de eso, disfrutar de ella. Por supuesto que el descanso también es dormir o quedarnos quietos por momentos, pero va mucho más allá de esto que es lo que primero que viene a nuestra mente cuando pensamos en esa palabra, ¿o me van a negar que cuando leemos en la Biblia que Dios descansó al séptimo día, lo primero que nos imaginamos es que se acostó a dormir? Si les saqué una sonrisa es porque lo han pensado o se lo han imaginado, por lo menos yo sí, todo el tiempo era la imagen que venía a mi cabeza, pero les confieso que escribir esto me llevó a analizar que, definitivamente, no fue así. Claro que Dios descansó, pero ahora estoy completamente convencida que ese descanso fue algo diferente.
Entonces, ¿qué nos corresponde hacer a nosotros?

Lo primero que les aconsejo es que revisemos qué cosas nos están ocupando y llenando nuestra cabeza al punto de sentir que no tenemos tiempo para nada. Si depuramos nuestras actividades, nos daremos cuenta de que muchas de ellas no nos benefician ni a otros, por lo tanto, debemos sacarlas de nuestra vida. Pidamos al Espíritu Santo que nos ayude y nos deje ver con claridad todo aquello a lo cual le invertimos tiempo, pero no tiene fundamento, incluso en esa lista debemos incluir cosas que creemos que estamos haciendo para Dios, pero que tal vez Él nunca nos mandó a hacer y solo nos generan desgaste.
Una vez descubramos lo primero, hagamos lo que hacía Jesús, Él es un ejemplo claro de lo que es tomarse el tiempo para descansar. La Biblia enseña que Jesús luego de sus jornadas de mucho trabajo, se retiraba o se apartaba para orar. Traducido a nuestros días, yo veo esto como que sencillamente, Jesús cerraba sus ciclos a diario, es decir, una vez finalizaba sus labores, tenía la capacidad de cerrar el ciclo de su día, enfocarse en aquello que para Él era su deleite y dedicar el tiempo para hacerlo con tranquilidad. Cerremos los ciclos de las actividades de nuestro día a día, sean cuantos sean, aun cuando no hayamos finalizado la tarea, pues a veces nos pasa que hay cosas que nos quedan inconclusas, pero hagamos el ejercicio de “apagar” para volver a iniciar al otro día desde donde lo dejamos y enfoquémonos en aquello que nos genera tranquilidad y descanso. Sé que cada uno de nosotros encontramos esa tranquilidad en cosas totalmente diferentes, lo importante es que comencemos a dedicarle tiempo a ellas.
Lo siguiente que es indispensable en el descanso es dedicar tiempo para disfrutar con Dios, suena como un cliché, algo que sabemos de memoria, pero nos pasa que tenemos “tiempos con Dios” donde no disfrutamos de estar con Él, solo cumplimos con el requisito o se nos convierte en una más de nuestras muchas ocupaciones de las cuales necesitamos salir con urgencia para seguir con nuestro atiborrado día.
Con el tiempo he aprendido a disfrutar con Dios aún en los momentos más inverosímiles, y he aprendido que Él no necesita muchas veces de ciertos esquemas que hemos construído alrededor de tener una relación con Él. Así que cuando te digo de hacer tiempo para disfrutar con Dios, pueden ser dos horas en el lugar que te gusta orar o 5 minutos mientras calientas tu desayuno, el tiempo y el lugar no son tan importantes en ocasiones, lo que importa es que disfrutaste de Él y Él de ti, que te diste todo para Él en ese tiempo y que dejaste que Él te abrazara, te hablara y te escuchara también. Si logramos detenernos (el tiempo que sea necesario) para conocer que Él es Dios cada día, nos dará otra perspectiva del camino y viviremos un descanso genuino.
Así que si tú eres de los que te sienten culpables cuando no estás en un "corre corre" sin fin, quiero invitarte a que “te lo tomes con suavena”*. Dios no te diseñó para vivir así, por el contrario, te diseñó para vivir en Su atmósfera de reposo, de descanso, de equilibrio y ya sabes lo que verdaderamente significa esto. Evalúa y toma decisiones, entra en el reposo que Dios quiere darte. Persevera, recuerda que todo es un proceso, no va a ser instantáneo, tal vez necesites aprender, crear nuevos hábitos, equivocarte, luchar contra ti mismo y tus ideas, pero ahí está Él, anhelando que te envuelvas en Su atmósfera y que vivas dentro de ella, así que Él va a ayudarte a lograrlo si se lo permites.
* “Tómalo con suavena” es una expresión colombiana que quiere decir que tomemos las cosas con tranquilidad o con calma.
Mónica Rubio es una mujer, mamá, esposa feliz y dedicada a la enseñanza,
en proceso de aprendizaje constante, con pasión por escribir y con un mensaje por contar.
Sueña con convertirse en escritora de cuentos infantiles y libros que inspiren.
Posted in
Tagged with , ,

No Comments


Recent

Archive

Categories

Tags