¡Soy enteramente suyo, la declaración profética más grande que podrás hacer en tu vida.

Antes de iniciar con esta invitación abierta y enfática, quiero a agradecer a algunas personas que hacen que sea posible que esto sea escrito, y leído por ti.
 
Al Pastor Edgardo, por su amplio conocimiento e instrucciones, pero sobre todo por su corrección; quienes me conocen saben que le digo Lucas a Marcos, y como si eso no fuera suficiente, ahora le digo Marcos a Felipe (hablando de los apóstoles y libros bíblicos). También agradezco a Óscar y Natalia, un matrimonio que ama a Dios de una manera auténtica, ellos si que comprenden la importancia de ser sumergidos en las aguas; a Leidy Hernández, por esa cualidad de organizar, corregir y reescribir textos o palabras, con la intención de que el mensaje sea una poesía para quien lo lee.
El bautismo cumple un papel protagónico en la historia, en especial cuando se trata de reinos e imperios. En la antigüedad en medio de los nórdicos, también conocidos como “los Vikingos”, existió un personaje sobresaliente en características físicas y desafiantes para la guerra llamado Hrolf Ganger o “Rolló el Caminante”, ningún animal de carga soportaba su peso que estaba por encima de los 140 kg con una estatura que superaba los 2 metros. Para no hacer más larga la historia, alrededor del año 896 quiso invadir Francia, y su estrategia militar fue atacarla constantemente hasta debilitar su ejército. El rey Carlos “el Simple” de la dinastía Carolingia al ver que estaba a punto de ser sometido por los múltiples ataques, decidió hacerlo heredero de las tierras del norte (lo que actualmente se conoce como Normandía), a cambio de que se convirtiese en guerrero defensor de futuros ataques de otros Vikingos.  Rolló debió convertirse al cristianismo por medio del bautismo, y casarse con una de las hijas del rey. Todo esto solo fue una mera formalidad para cumplir con “los requisitos”, pero nada tiene que ver con un buen hombre convertido y arrepentido de ser un mercenario y guerrero temerario en batalla.
Recuerdo bien que cuando fui bautizado tenía 14 años, fui el mas pequeño del grupo en esa ocasión, y como el hecho se dio en un río de Carmen de Apicalá, al salir de estar sumergido, parecía ser arrastrado por sus corrientes. Hasta el día de hoy recuerdo con una sonrisa dibujada en mi rostro ese domingo de aquel febrero, vestido de blanco, sentía como algo se había sellado en mi interior, algo como un pacto. Muchos años después, aun en una actitud de rechazo total a Dios, ese recuerdo me acompañaba, cuando más solo y triste me sentía, después de tomar una buena cantidad de licor en un parque o en algún bar, ese recuerdo venía a mi mente. Y que bien que fue así: “qué bueno es nuestro Dios quien no se olvida del pacto ni de las misericordias”. (Deuteronomio 7:9)
Meditando en este tema, hace algunos días hice ciertas preguntas a nuestro Pastor Edgardo respecto al bautismo, de las cuales probablemente tú sepas la respuesta. Pero me parecieron necesarias e importantes, para afirmar lo que quiero contarte más adelante. Aquí te comparto gran parte de nuestra entrevista:
¿Puede una persona ser salva sin haberse bautizado?

Una persona es salva por creer en Jesús, no por ser bautizado. El bautismo tiene otras connotaciones, pero no existe una sola escritura bíblica en definitiva que afirme que si alguien no es bautizado no puede ser salvo. Lo que sucede es que, en tiempos bíblicos, esa confesión de fe se hacía pública a través del bautismo.
¿Por qué los evangelios son tan enfáticos en la relevancia del bautismo?

Los evangelios no son tan enfáticos en el bautismo cristiano, como sí lo llegan a ser las cartas apostólicas. Los evangelios contienen y narran de manera especial el ministerio de Juan Bautista y destaca lo que fue el bautismo que él promovía, este era uno de arrepentimiento y de volver hacia Dios. En este entonces el bautizarse no era algo extraño, por el contrario, era algo practicado por varias culturas religiosas, entre esas, la cultura del judaísmo. Los judíos practicaban el bautismo (incluso hoy lo hacen), como señal conmemorativa de ser salvos al cruzar el Mar Rojo. Ya en el libro de los Hechos, hacerlo sí tiene un enfoque más en el valor y el sentido de pertenencia que tiene para los seguidores de Cristo como un acto de arrepentimiento y declaración de su fe en Cristo.
¿El bautismo es solo un acto simbólico o tiene un significado más alto del que percibimos?

Las dos cosas, es un acto simbólico en el cual declaramos que somos sepultados con Cristo, y que renacemos juntamente con él, el libro de Romanos en el capítulo 6 habla enfáticamente de esto. Pero también, es un acto de fe que aparece luego del creer en el lavamiento de pecados, por medio de la sangre derramada de Cristo.
¿Si Jesús fue bautizado por Juan el bautista, esto significaba que el cristianismo ya estaba siendo predicado?

No, de hecho, Jesús nunca predicó el cristianismo, Jesús anunció la buena noticia de la salvación. Lo cual es distinto. Juan predica el mensaje del arrepentimiento con el bautismo o el sumergirse en agua como señal misma de que ha ocurrido un cambio. Él había sido enviado a preparar el camino del señor.

Por su parte, Jesús sin tener nada de que arrepentirse, es bautizado por Juan, precisamente para avalar, reconocer y respaldar lo que Juan estaba haciendo. Incluso Juan no quería bautizar a Jesús, pero él insiste en cumplir todo lo que es justo y viene de Dios. Esto se convirtió en señal para la gente de obediencia y sometimiento. El nombre de cristianos lo recibimos muchos años después, antes éramos conocidos como “Los del camino”.
Si tuvieras la oportunidad que tuvo Felipe con el etíope, ¿qué le dirías para que se bautice?

No diría nada diferente de lo que dijo Felipe, él le predicó a Cristo.

¿A qué edad te bautizaste?

A mis 16 años.

¿Tuviste alguna experiencia sobrenatural luego de ser bautizado?

Al momento mismo de ser bautizado no tuve ninguna experiencia extraordinaria. Sí sé que fue un paso más profundo en mi fe y conexión con Dios.
¿Cuál ha sido tu experiencia más relevante a la hora de bautizar a otros?

No he tenido situaciones complejas, por el contrario, situaciones peculiares: en el último viaje a Israel, algunos hermanos quisieron bautizarse en las aguas del Río Jordán, siendo ya bautizados, y por ser el Río Jordán quisieron hacerlo nuevamente, no me opuse a ello. De repente dos mujeres y un hombre de apariencia europea, me envían la pregunta de si podían ser bautizados, aquel hombre estaba sufriendo de una enfermedad terminal y deseaba ser bautizado. Tampoco me opuse y al estar allí en las aguas realicé la declaración de fe con ellos antes de ser bautizados.  Más adelante, en otra ciudad de Israel, nos encontramos con ellos nuevamente y tenían una apariencia diferente, se veían mucho más contentos, más llenos de vida…

Para concluir y contarte lo que desde el principio he querido hacer, me gustaría presentarte el bautismo en 3 aspectos fundamentales para ti, que no te has bautizado y para ti, que ya lo hiciste:
El bautismo es la restauración de la comunión entre Dios y el hombre, perdida en el jardín del Edén: Génesis 3:8 habla de cómo el ser humano luego de comer del fruto prohibido, se escondió de la presencia de Dios, toda comunicación y relación cercana con Él se rompió en ese momento, he hizo imposible el relacionarnos nuevamente por el sentimiento de culpa y culpabilidad y demás implicaciones que tuvo este acto de traición.

Es un acto de obediencia: cómo pudiste leerlo antes, Jesús no tenía la necesidad ni la obligación de ser bautizado. Pero Él no se opuso ni se resistió a hacerlo, por el contrario, se ofreció como ejemplo para que nosotros nos sometamos en obediencia y amor.
 
Es una declaración profética poderosa: al ser sumergidos en agua, declaramos como lo dice aquel antiguo himno: “esa sangre que vertió Jesús, fue la causa de mi salvación, cada gota que manaba, una mancha me quitaba y borraba los pecados de mi corazón.”
La palabra profética más segura, es la escritura, y por este motivo me atrevo a afirmar que el bautismo es una declaración profética, que nos hace coherederos del Reino y partícipes activos de sus promesas; estamos profetizando un tiempo nuevo para nuestra vida en donde somos comisionados y enviados. En Marcos 16: 17 – 18, nos dice que, como señal de ser enviados por él, hablaremos nuevas lenguas, tomaremos serpientes en nuestras manos y no nos harán daño, y que los enfermos serán sanos por la imposición de nuestras manos.

Si aún no te has bautizado, te animo a que lo hagas, si consideras que no crees lo suficiente, o que no tienes en claro la importancia y necesidad de esto, habla con tus líderes para que puedan ayudarte con aquellas incógnitas. No obstante, déjame aclararte algo, no es necesario ser muy instruido en la vida cristiana para ser bautizado. Recuerda el caso del etíope y Felipe, con solo creer en Jesús bastó para dar este primer paso.
Si, por el contrario, ya eres bautizado, quiero animarte a que cada vez que sientas que tu fe tambalea, recuerdes ese día en donde declaraste creer en Él de manera pública. Rememora ese momento donde obtuviste una nueva oportunidad de hacer mejor las cosas, pero ahora, teniendo al Espíritu Santo como guía y consolador. Él no se ha ido, Él permanece, pues Jesús prometió que estaría con nosotros, todos los días hasta el fin del mundo.

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